Siete son los pecados capitales, denominados así porque de ellos emanan todos los demás. No vamos a enumerarlos, los conocemos de sobra, fueron descritos en el s. IV, sabemos que son conductas feas, despreciables y dañinas. Parecería lógico que en todos estos años las sociedades desarrolladas los hubiésemos ido desterrando por el camino, pero en lugar de ello, el hombre occidental ha trabajado mucho en la dirección contraria, ha conseguido arraigar estos 7 pecados como pilares básicos en sus comunidades. Es más, ha hilado fino, y parece haber conseguido sobrepasarlos.
Nuevas conductas derivadas de las primeras se generalizan y normalizan sin pudor a pesar de ser indeseables a la vista de todos. Tal vez debemos ampliar la lista de pecados capitales, retratar estas nuevas conductas una por una, iluminarlas con luz negra para que al menos podamos reconocer lo que somos en lugar de sacar tanto el pecho…
Fragmento del texto de la presentación de la exposición.
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Mayo. Oeste. 2015.