En Badajoz, en una Noche en Blanco

Fotografías y collages de Corredores de Ideas.



En Badajoz, en una Noche en Blanco, el reloj de Las Tres Campanas se paró y dejó de contar las horas y los minutos que aún faltaban para la siguiente navidad, para el día de Reyes, para saber cuándo teníamos que volver a elegir los soldados y los indios y el Fuerte Comansi.

En Badajoz, en una Noche en Blanco, cuando en el reloj aún faltan treinta minutos para marcar las diez de la noche, las puertas de Las Tres Campanas vuelven a abrir y los fantasmas en miniatura de los apaches comienzan a dar filo y percusión a la danza de los espíritus de la guerra.

El Salón de Bailes del antiguo casino, la Plaza Alta, el Palmeral de las murallas, el mismo que vio prender los Fuegos de Alcazaba una noche del Contempopránea, el López de Ayala, los jardines de La Galera, la que fuera casa de amor y Munya de nuestro rey Al Mutawakkil, el avisador de la poesía y de la juventud, el Pacense, en dónde aún te embarga el antiguo sabor del tabaco de pipa y la levita, la Capilla Bizantina, esa fantástica extravagancia bávara y de Constantinopla enclavada en plena plaza de la Soledad, el Museo que guarda y atesora las tablas decadentes y viajeras de Antonio Juez, las que acompañaban las compras de nuestras madres mientras elegían el color de las bobinas de hilo y el hule con el mapa de la península, y los bares, claro.

Todas las puertas se abren, los escenarios se ocupan, los pasillos se disfrutan, las aceras se encuentran y Badajoz se llena de música en la calle, en la Sala Aftasí, que no cierre nunca, por favor, en San Andrés, sobre el empedrado rayano. Se llena de cuadros y esculturas, en el [CO]NVENTO, en el otro museo, el que fuera cárcel. Se llena de danza en el Campo de San Juan y en el [CO]NVENTO otra vez, de cine para todos los públicos y también de recuerdos y viajes a la infancia, al Reino de la Inocencia.

En Badajoz, en una Noche en Blanco, Orfeo abandona su mosaico romano, el que te recibe cuando accedes al Arqueológico, y se apunta a la algarabía y se une a la danza de los espíritus de la paz. Te lo puedes encontrar mimetizado subiendo por la Concepción o por Menacho. En la mochila lleva la cítara. Y en la mano derecha sujeta la cadena de la correa del perro. Cuando ve que se pone algo nervioso al cruzarse con tanta gente, Orfeo desenfunda su cítara y le entona una hermosa balada.

Una vez concluida la Noche en Blanco, Orfeo y su acompañante vuelven al museo, a la Alcazaba. No tardes, que estamos a punto de cerrar. Se coloca en el mosaico y espera a que el reloj de Las Tres Campanas avise para la llegada del día de Reyes y de septiembre. Y vuelva la Noche en Blanco a Badajoz. 

Los fantasmas en miniatura de los guerreros apaches nos saludan, algo burlones, desde el escaparate y lentamente desaparecen entre los mostradores de madera de cerezo. ¿O no es cerezo?


Badajoz [La Noche en Blanco] [2015]






Badajoz [La Noche en Blanco] [2014]




Badajoz [La Noche en Blanco] [2013]





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Badajoz [La Noche en Blanco] [2012]




Badajoz [La Noche en Blanco] [2011]



Oeste. Septiembre.