Un reportaje de Corredores de Ideas



En Badajoz, en una Noche en Blanco, el reloj de Las Tres Campanas se paró y dejó de contar las horas y los minutos que aún faltaban para la siguiente navidad, para el día de Reyes, para saber cuándo teníamos que volver a elegir los soldados y los indios y el Fuerte Comansi.

Con estas líneas comenzaba nuestro recuerdo de La Noche en Blanco de 2015.

Y hoy, en 2017, un año más, un septiembre más, en Badajoz, en una Noche en Blanco, cuando en el reloj aún faltan treinta minutos para marcar las diez de la noche, las puertas de Las Tres Campanas vuelven a abrir y los fantasmas en miniatura de los apaches comienzan a dar filo y percusión a la danza de los espíritus de la guerra.

El Salón de Bailes del antiguo casino, la Plaza Alta, el Palmeral de las murallas, el mismo que vio prender los Fuegos de Alcazaba una noche del Contempopránea, el López de Ayala, los jardines de La Galera, la que fuera casa de amor y Munya de nuestro rey Al Mutawakkil, el avisador de la poesía y de la juventud, el Pacense, en dónde aún te embarga el antiguo sabor del tabaco de pipa y la levita, la Capilla Bizantina, esa fantástica extravagancia bávara y de Constantinopla enclavada en plena plaza de la Soledad, el Museo que guarda y atesora las tablas decadentes y viajeras de Antonio Juez, las que acompañaban las compras de nuestras madres mientras elegían el color de las bobinas de hilo y el hule con el mapa de la península, y los bares, claro.

Todas las puertas se abren, los escenarios se ocupan, los pasillos se disfrutan, las aceras se encuentran y Badajoz se llena de música y arte en la calle, en la Mercantil, en San Atón, en las Casas Mudéjares, en el Claustro de San Agustín, en Vidarte, claro, en Galandainas, en Badajoz.

En Badajoz, en una Noche en Blanco, Orfeo abandona su mosaico romano, el que te recibe cuando accedes al Arqueológico, y se apunta a la algarabía y se une a la danza de los espíritus de la paz.

Una vez concluida la Noche en Blanco, Orfeo y su acompañante vuelven al museo, a la Alcazaba. No tardes, que estamos a punto de cerrar. Se coloca en el mosaico y espera a que el reloj de Las Tres Campanas avise para la llegada del día de Reyes y de septiembre. Y vuelva la Noche en Blanco a Badajoz.

Los fantasmas en miniatura de los guerreros apaches nos saludan, algo burlones, desde el escaparate y lentamente desaparecen entre los mostradores de madera de cerezo. ¿O no es cerezo?



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Oeste. Septiembre. 2017