Un reportaje de Cantarrana



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La película que da título a este capítulo se estrenó en 1976. Estaba basada en una novela homónima. Luego se convirtió en serie para televisión. Ni hemos leído la novela, ni hemos visto la serie. Ni tenemos intención de hacerlo. Sí vimos en algún momento la película. En la misma, protagonizada por un insulso Michael York, tras la consabida catástrofe nuclear, se retrata un mundo de futuro en el que los ciudadanos habitan una gran cúpula que los mantiene alejados del mundo exterior. Sus moradores se dedican a la vida placentera. Todo está controlado por computadoras. Hasta el número y la edad de sus habitantes. Algunos no desean desaparecer cumplidos los 30 años, como marca la ley. Y buscan la salida. Logan 5 (Michael York) decide abandonar la cúpula y descubrir qué hay al otro lado, en las afueras.

Por eso nuestra fuga de Logan recuerda nombres de la música extremeña que un día salieron de nuestro cielo a conocer que se esconde en el mundo exterior. Y vamos a dedicarle dos supermartes.

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Alberto Pérez Rodríguez comenzó a tocar la guitarra con 9 años de forma autodidacta. Calamonte. Ha pasado por orquestas como Ácido o Chicago. Luego llegó Situación Desesperada, grupo calamonteño que se creó en 1989 y al que Alberto Pérez llegó en torno a 2006.

En 2009 abandonó Extremadura. Alberto pasó por academias en las que estudió guitarra profesional, y también prestó sus manos a Paul Cerrado, luego Paul y Asunto Cerrado, otro extremeño en las tierras de Logan.

Poco después se dio de bruces con Izal. Por arte de magia entró en el mundo de los grandes festivales, las entradas agotadas y un ejército de seguidores infatigables. Izal arrasa allá donde va. Y no es de extrañar. Sus argumentos sonoros al tiempo que esa forma honesta de ver y vivir la música los convierten en una de las joyas peninsulares. Con tan sólo dos discos grandes y un ep en los mercados y algunos directos memorables se han convertido en un objeto de deseo.

Han pasado los años, y, según nos cuentan, Situación Desesperada sigue en la brecha.

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Álvaro Osuna es de Montehermoso. Allí comenzó su periplo musical con Adrenalina Crash. Fue breve, como todo lo que empieza. Su traslado a Cáceres le permite indagar en el lado solitario de la música. Se presenta como cantautor, Álvaro de Tristessa. El antiguo Belle Époque fue testigo de alguno de sus conciertos íntimos.

En 2002 los estudios le obligan a abandonar Extremadura. Le esperan las tierras castellanas. En Valladolid comienza, casi partiendo de cero, a vivir el ambiente musical de la ciudad. Nos lo encontramos en 2007 con Extrañas Compañías, rock en lengua materna. Álvaro compone buena parte del material. Paisajes Eléctricos (2011), la última de sus grabaciones, supone un legado brillantísimo al recorrido de un proyecto que tuvo que existir para que luego llegara lo que realmente hace de Álvaro Osuna uno de los nombres imprescindibles de nuestra música. Un elemento único.

Y lo que llegó fue The Morning Reaver. Palabras mayores. Muy mayores. Álvaro Osuna continúa con David Martín, rescatado de Extrañas Compañías, e incorpora a Luis Pescador con quien comparte origen patrio y gustos musicales. The Morning Reaver es un proyecto demoledor. Y no por su música vertiginosa. No. The Morning Reaver es demoledor por la sensibilidad que desprende. Influencias americanas de folk, guitarras acústicas, slides, ambientes serenos. Todo en TMR es exquisito. El tratamiento de las voces, las imágenes que evoca, el ambiente que emana… Ha cambiado la lengua vehicular, dejando a un lado la materna por el lenguaje imperial. Da lo mismo. Cuando 2013 estaba abocado al ocaso aparece su primer trabajo largo. Nada más salir se convierte en una de las maravillas de 2014. Álvaro Osuna cuenta, sin embargo, que no quiere abandonar su periplo en solitario, su cara de cantautor. Promete más música.

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Carlos Calderón procede de Don Benito. A finales de los años 90 del pasado siglo abandonaba Kinky Locotes tras haber pasado por Psychotic Fosters.

Se traslada a Madrid donde le encontramos en uno de los proyectos europeos más deslumbrantes de la música popular actual. Cycle. En torno a 2003 y al calor de los estudios de grabación Rec Division, Carlos Calderón funda junto a su socio David Kano lo que hoy conocemos como Cycle, algo más que un grupo de música. A Cycle se unirían después otros nombres como la actriz La China Patino o el exótico Luke Donovan. Aparentemente Cycle es pop electrónico. Pero también es herencia after punk, performance, y rock de guitarras afiladas, como las que aporta Carlos Calderón. Si Cycle no existiera, habría que inventarlos.

Carlos Calderón no ha perdido la llamada de la sangre. Rec Division ha visto pasar por sus paredes acolchadas a grupos extremeños para dejar marcadas sus huellas. The Buzzos, continuación natural de aquellos Kinky Locotes, en los que en tiempos militó Carlos Calderón, se han puesto en sus manos alguna que otra vez. La historia es cíclica.

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Celestino Charro parece que no se ha ido, que siempre ha estado aquí. Su grupo de toda la vida, Árboles Muertos, aparece por Cáceres regularmente, como las aves migratorias.

Celestino Charro atesora una carrera musical que nos mueve a la envidia. Sana, pero envidia, al fin y al cabo.

Árboles Muertos aparecen en 1964. Comparten esa dualidad de la época que los hace ser unas veces orquesta y en otras ocasiones grupo de música joven con voz propia. Árboles Muertos pertenecen a la espléndida corte de los nombres pioneros en la música extremeña. Riscos, Los Golfines, Los Universales, Compactio, Los Aedos, The Kri-Kers, The Spring Glory, etc…componen un retablo en color sepia de los tiempos de la cándida inocencia.

A principio de los años 70 Celestino Charro abandona Extremadura con la intención de hacer de la música una forma de vida y de alimento. Árboles Muertos se disuelve. Viaja a Madrid, ciudad en la que participa en numerosos proyectos como el musical Rocky Horror Show (1975) o en uno de los discos claves del rock sinfónico que tanto se estilaba por aquellos años: Los andares del alquimista de Alfredo Carrión (1976), en cuya producción participaba un tal Teddy Bautista. En 1978 pone en marcha Mono Sapiens, un proyecto clave en las ventanas musicales de Cantarrana.

Con la llegada de la nueva década y los aires frescos del pop participa en Charol, de quien todos tararearon alguna vez su Sin dinero.

Sin abandonar su carrera docente repartida entre conservatorios, escuelas de música y centros de secundaria, decide, junto a Ángel Andrada, reflotar y darle una segunda vida a Árboles Muertos. Sus compañeros no lo dudaron. Ha pasado el tiempo. Mucho tiempo. Medio siglo. Pero parece que Celestino Charro no se ha ido de los escenarios. Árboles Muertos se han convertido en leyenda.

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Esteban Belvís llegó a Cáceres desde la comarca norteña de Las Hurdes, y hemos de suponer que en ese tránsito nació Silk, el nombre de batalla con el que firma buena parte de su trayectoria artística.

Lo primero que supimos de él lo tenemos fechado en 1993. ¡Estamos joíos!! no es un slogan que acabamos de descubrir en las concentraciones masivas de estos tiempos. Es el título de la primera grabación de un proyecto único, Berre del Buyete, y se anticipó en más de 20 años a esos gritos solidarios de la rabiosa actualidad.

Con Oscar “Keekc”, Belvís da vida al primer proyecto serio de rap hecho en Extremadura. Pero Berre del Buyete no fueron sólo rap. Fue una cuestión de actitud. En la dedicatoria de su primera grabación se puede ver una lista de nombres que dice mucho de esa actitud. Está todo el universo punkarra de la época. Tirando Millas, A Palo Seko, Sekzión Mortuoria, KNO… Ese era el universo en el que Berre del Buyete anochecía. Ese y el mundo de los fanzines que tanto florecieron cuando Cáceres era la ciudad.

Gravementegrave es la segunda estación musical de Esteban Belvís. En torno a 1995 aparece este proyecto que verá su primer disco tan sólo un año después. Por culpa del Estado, rabia inmensa, rap descarnado.

Mientras tanto el Esteban Belvís freelance aparece en proyectos de rotulación, de diseños web, de estudios de grabación y campañas publicitarias. A finales de la década de los noventa ya le encontramos fuera de Extremadura y en Madrid crea el portal positivos.com dedicado al arte urbano y al graffiti.

En 2003 le encontramos al frente de Dhira, un superproyecto sorprendente de grandes músicas y grandes personajes en el que Esteban Belvís hace labores de productor, compositor y cantante. Dhira es breakdance, electrónica, sitares, Hip Hop, Ragga, mística hindú, Hare Krishna y guitarras eléctricas.

Con Dhira, Silk realiza giras por medio mundo buscando los ideales de la “vida sencilla”. Lamentablemente este fantástico proyecto acabará diluyéndose con el tiempo…o no.

Dhira siempre quedará. Cuando el viajero llega a Extremadura desde tierras castellanas, a la derecha de la carretera ¿aún se puede ver una gran pintada sobre una pared abandonada al tiempo y las ganas. En esa pintada aparece escrito DHIRA?.

Ahora le tenemos perdido la pista, pero sabemos que sigue dedicado en alma (no sabemos si en cuerpo) al arte urbano, a la vídeo creación, a la agitación callejera y la vida coherente, sin duda, ya que coherente es el significado en la antigua lengua madre sánscrita de Dhira.

[Logan I en la radio]



[Tube]

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Oeste. Diciembre. Cinco. 2017