By Cantarrana


Desde que a Local Qua4tro les dio por recalificar los terrenos nos tienen rendidos a sus pies. De cómo pudo nacer en plena comarca verata un proyecto musical tan urbano, tan cosmopolita, tan descaradamente pop y desenfadado, lo intentaremos desentrañar alguna vez. Un día el grupo entero decidió abandonar la cúpula norteña que tanto bienestar provoca y decidió trasladar sus formas y sus bártulos a las tierras castellanas. De momento, que permanezca insondable y disimulado en las calles ruidosas de la meseta.

Sequía goleadora (2006), Cosas del Polo Norte (2007), Hace media hora (2008), Recalificación de los terrenos urbanos (2009), La gravedad de Júpiter (2013) y Síndrome de Stockholm (2015) marcan la secuencia cronológica de Local Qua4tro, y su crecimiento artístico.

Ya cualquiera sabe que en Cantarrana se pueden escuchar completos todos sus trabajos. Ya lo hemos dicho por activa, por pasiva y por perifrástica. Y podríamos repetirlo una vez más. Fabrican canciones redondas y maravillosas. Inolvidables sus Sofía Coppola, La verbena de San Isidro, Canción del perfecto idiota, el cover de Estuve enamorado, No malgastes el tabaco, La letra pequeña, Secundario cómico, Radio G (Fantástica), El ticket de la ORA, Películas y un largo etcétera.

Pero nos seguimos preguntando cómo es posible que no exploten y arrasen en las ondas de medio mundo. Esta industria tan ridícula que nos rige tiene un problema. Si dejamos que esta banda se nos escape de las manos, tenemos un serio problema. Eso significa que no hemos entendido nada, que nos hemos dejado ir la belleza cuando más a mano la teníamos. Como ellos dicen en uno de sus temas, habrá que pedir perdón.

Después de la fantástica enciclopedia de himnos que escribieron en Júpiter, y del viaje interior a Estocolmo a la búsqueda del miembro pródigo del grupo que cambió su geografía vital desde el Poder del Oeste a la fría nieve del norte, amanece este 2018 con El hombre de tu vida, con otra descarga de emoción y sensibilidad.

Y no es que te quedes obnubilado a mitad del disco, en Prefiero la muerte, con los ecos de guitarras y ritmos que te evocan a alguno de los himnos de los señores smithonianos de Manchester, y que te lo pongas en bucle y repetirlo como un mantra profano.

Y es que desde el primer tema, ese Lorem ipsum que en sus manos es algo más que un texto usado en diseño gráfico y en demostraciones tipográficas de las güeles de los interneles, las 10 canciones que surcan este disco te conducen por un arrebatador juego de estribillos deliciosos y por un viaje deslumbrante.

Solo quedas tú, solo quedo yo y una multitud de idiotas es uno de esos estribillos que se te acoplan por dentro para adentrarte en los momentos romancescos del Sur de lirismo sutil.

De esa lírica que nos instala cerca de la dulce brisa del verano, ese momento mágico para que el que parece que están entonados estos cánticos, porque todo el paisaje que embriaga esta colección nos ata a los recuerdos estivales. Como si nada.

Y es que, como ya habíamos dicho otras veces, las músicas de Local Qua4tro nos devuelven al tiempo pasado que tanto añoramos, a las jornadas en las que era más importante cómo terminabas la noche que cómo comenzabas el día.

Como ellos dicen, no sabemos si es demasiado pronto, pero este disco es y será una de las pequeñas joyas del 18. Fuimos programados para cantar. Y para enamorarnos. Descaro pop. De aquí a la eternidad. En bucle.

[En el Parque Sonoro]




[Local Qua4tro]




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Oeste. Marzo. Veinte. 2018.