By Corredores de Ideas



Nacho Vicente lleva ya muchos años rodeado de música. Le conocimos en los discos colectivos de la nueva electrónica extremeña como Bread & Butter, suponiendo, claro, que hubiera una vieja electrónica local.

Nacho Vicente proviene de Guadiana, de las Vegas Bajas, cantera de música inmensa que trasciende más allá del epicentro montijano.

Tras 20 años brincando se ha convertido en nuestro productor-deejay-maestro de electrónica-llámalo como quieras más elegantemente internacional.

Y no, como ya decíamos tras su presencia en el escenario contempopráneo de 2015 en la Alcazaba de Badajoz, Nacho Vicente, Integral Bread, no es uno más de la elevada densidad de población dj que supera los límites de sostenibilidad del biotopo festivalero.

Su presencia en la escena extremeña provoca que el nivel de las producciones de electrónica en nuestra geografía esté a la altura de otros lenguajes musicales deslumbrantes como el Hip Hop, y que estén haciéndonos girar la mirada hacia otros paisajes más allá del rock, demasiado entretenido, a veces, en pagar tributos.

La familia Gameboyz, Jaime Rodríguez, los hermanos Ares o el propio Javier Thovar, entre otros, ya hace tiempo que dieron el salto desde los entretenimientos en formato sets para esos momentos que llaman de warming up discotequeros (1) para empeñarse en seguir líneas de creación propias.

Integral Bread ha ido aún más allá. Más allá del formato ep, tan habitual en la escena electrónica. Y se ha plantado en la agenda con todo un lp. Un long play. A la vieja usanza.

Acaba de lanzar en su sello Univack Records su último trabajo: We die to live.

Inaudito. Trece temas sorprendentes y al mismo tiempo inconfundibles, marca de la casa.

Integral Bread, Nacho Vicente, ha conseguido crear su propio idioma tan reconocible como imprescindible. Un fantástico trabajo en el que mezcla el baile, los aires oscuros, el techno y los ritmos progressive house y del cual sale tremendamente victorioso.

Estamos a mediados de año, pero, a buen seguro, este We die to live, será, sin duda, uno de los discos del año. Y no es rock, ni pop, ni siquiera del punk que tanto nos gusta. Es electrónica. Como suena. Morir para vivir.

Dicen los entendidos que este disco gusta mucho de las tendencias venidas de Berlín. En el fondo nos da igual. Integral Bread es pura elegancia. Elegancia oscura. Y por eso nos fascina.

(1) Perdón, cuando decimos discotequeros, nos queremos referir a la cultura de club, que queda así como más cool.


Edición original en la Revista Grada:




By Cantarrana. Oeste. Junio. Trece. 2016.


• • • Especial Integral Bread / Cantarrana

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