By Cantarrana
Por aplastamiento. Los aires de Process of Guilt nos hacen desfallecer ante tanta belleza en sangre.
Process of Guilt, la joya eborense, ya nos dejó atónitos en 2009 con Erosion y con The Circle, dos años después.
En 2012 nos estremeció con Faemin con su sensibilidad industrial y su falta de respiración. Y fue nuestra banda sonora durante meses. En el coche, en la autovía, camino a casa. En 2014 compartía mentiras en un split con Rorcal.
Y a finales de 2017 se presentó Black Earth, y volvieron a mostrarnos un paisaje sonoro de desolación planetaria. Una vuelta de tuerca a lo que llaman doom. A los ambientes oscuros, densos, ásperos, sin concesiones.
Black Earth contiene tan sólo cinco temas. Cinco latigazos en el bajo estómago. En busca de la penumbra y el rastro melancólico. Y no notas el paso del tiempo, de las horas. Porque te sumerges en territorios abruptos, sondeas en sus mapas sucios, abandonados a la desesperación.
Ya sabemos de la riqueza musical que se esconde en los rincones de Évora, y de las sorpresas que se escuchan en espacios como la Sociedade Harmonia Eborense.
Con Process of Guilt esos espacios emergen espectrales y resulta difícil escapar de ellos, porque te enganchan como un mantra sobre el terror y la ansiedad.
Los 45 minutos de duración de este Black Earth suponen un tratado de poesía, pero de la que nos tienen ya acostumbrados. Lo dicho. De la desolación. De pisar suelo salvaje e indómito. No busques otro tipo de amor. Aquí está el hombre tan sólo junto a la tierra. Pura negritud inquietante.
Y aunque pareciera que en Black Earth han acelerado un poco los beats, Process of Guilt siguen siendo solemnes, casi marciales, a veces, casi un batallón descosido recorriendo las regiones en penumbra de los menhires alentejanos.
El Proceso de la Culpa, o algo así, se hacen llamar. Nos da igual. Nos quedaremos con Process of Guilt. Es una forma de vestir un escenario. Una forma de vida. Y nos apasiona. Nos tienen hipnotizados.
[Feral Ground]
[Process of Guilt]
• • • Proyecto Cantarrana
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Oeste. Marzo. Trece. 2018.
En 2012 nos estremeció con Faemin con su sensibilidad industrial y su falta de respiración. Y fue nuestra banda sonora durante meses. En el coche, en la autovía, camino a casa. En 2014 compartía mentiras en un split con Rorcal.
Y a finales de 2017 se presentó Black Earth, y volvieron a mostrarnos un paisaje sonoro de desolación planetaria. Una vuelta de tuerca a lo que llaman doom. A los ambientes oscuros, densos, ásperos, sin concesiones.
Black Earth contiene tan sólo cinco temas. Cinco latigazos en el bajo estómago. En busca de la penumbra y el rastro melancólico. Y no notas el paso del tiempo, de las horas. Porque te sumerges en territorios abruptos, sondeas en sus mapas sucios, abandonados a la desesperación.
Ya sabemos de la riqueza musical que se esconde en los rincones de Évora, y de las sorpresas que se escuchan en espacios como la Sociedade Harmonia Eborense.
Con Process of Guilt esos espacios emergen espectrales y resulta difícil escapar de ellos, porque te enganchan como un mantra sobre el terror y la ansiedad.
Los 45 minutos de duración de este Black Earth suponen un tratado de poesía, pero de la que nos tienen ya acostumbrados. Lo dicho. De la desolación. De pisar suelo salvaje e indómito. No busques otro tipo de amor. Aquí está el hombre tan sólo junto a la tierra. Pura negritud inquietante.
Y aunque pareciera que en Black Earth han acelerado un poco los beats, Process of Guilt siguen siendo solemnes, casi marciales, a veces, casi un batallón descosido recorriendo las regiones en penumbra de los menhires alentejanos.
El Proceso de la Culpa, o algo así, se hacen llamar. Nos da igual. Nos quedaremos con Process of Guilt. Es una forma de vestir un escenario. Una forma de vida. Y nos apasiona. Nos tienen hipnotizados.
[Feral Ground]
[Process of Guilt]
• • • Proyecto Cantarrana
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